A propósito del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y en el marco de cumplir 40 años, pensar en el interés del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de las Mujeres – CEPAM Guayaquil respecto a la salud, requiere de un breve recorrido en la historia:

Es precisamente por que en 1983, surge de la iniciativa de un grupo de mujeres comprometidas con el cambio social, alentar la participación y la organización de las mujeres de los sectores populares, con el fin de que adquiriesen un mayor peso dentro de los espacios y movimientos sociales. En ese sentido, desde 1985 el CEPAM Guayaquil empieza a identificarse como un organismo de apoyo a organizaciones de mujeres de los sectores populares.

El trabajo con las mujeres permite a la organización, constatar que, a pesar de sus aportes en todas las acciones reivindicativas conducidas por el movimiento popular, los liderazgos y los procesos de toma de decisión estaban cerrados para ellas.

Su apuesta para generar organización en torno a los derechos, entre ellos el derecho a la salud, fue el eje que hizo posible el acceso, no solo al plano de las adversidades experimentadas por las mujeres populares, sino también al plano de sus expectativas y deseos. A través de los espacios propuestos por el CEPAM Guayaquil, las mujeres lograban expresar sus deseos de ser más libres, más dueñas de sí mismas, de ser reconocidas en sus aportes

Las mujeres examinaban que su postergación se extendía al cuidado de su cuerpo, de su salud, puesto que los programas estatales, las consideraban en tanto al cuidado materno infantil, desdibujando sus otros malestares que guardaban relación con su propia condición y posición genérica.

En este sentido, el CEPAM Guayaquil considera de suma importancia integrar en los procesos el reconocimiento del alcance del cuidado de la salud, a partir de orientar a las mujeres sobre nutrición, prevención del cáncer cérvico uterino y cáncer de mamas, y el VIH.

Posteriormente se integra a ello, el reconocimiento de las violencias a las que estaban expuestas, sobre todo la de la relación de pareja, que junto con otros aspectos que las vulneraba, constatamos que las mujeres y hombres enfermaban y morían de distintas maneras, a razón del género y que en su cuerpo los síntomas y signos hablaban de los malestares socio culturales que postergaban sus derechos fundamentales, y el derecho a una vida digna y plena.

Es en este marco que, el CEPAM Guayaquil junto con las mujeres pobladoras del Guasmo, construye el Centro de la Salud Integral de la Mujer, con el objetivo de promover el cuidado de su salud integral y visibilizar la importancia de sus malestares biológicos y subjetivos-emocionales.

Con esa iniciativa, se generó la participación y organización de las mujeres del Guasmo, pues posibilitaron el espacio para su construcción y posteriormente la difusión, la orientación a otras mujeres y la participación dentro del Centro. Además. se involucraron en campañas de promoción de la salud y una de ellas fue la campaña “Mujeres que se autoestiman, mujeres sanas” en el que se consolidaba el concepto de salud más allá de lo biológico, considerando el componente psicológico, social y cultural.

Se empezó a distinguir que, el ejercicio del derecho a la salud de las mujeres, subyacía en prácticas patriarcales que determinaban la forma en que recibian atención dentro de los centros de salud por parte de personal médico y por otra parte sus parejas, padre, familiares y hasta dentro de sus comunidades, sobre las decisiones que tomaban en relación a su cuerpo, salud y vida. Ademñas de sus embarazos, maternidades y relaciones de parejas marcadas por la violencia, siendo esta última completamente invisibilizada por el personal de salud.

Afirmamos que, para ejercer plenamente el drecho a la salud de las mujeres, especialmente en lo referente a sus derechos sexuales y reproductivos, era necesario desafiar y cuestionar el orden impuesto. Esto implicaba desmantelar las estructuras de poder y mostrar los impactos negativos que estos tenían sobre las mujeres. Nos dimos cuenta de que resistir y oponernos a la continuación de la discriminación, la invisibilización y la violencia contra las mujeres era una estrategia necesaria.

Comprendimos que para lograr un cambio real y mejorar el acceso a la salud integral de las mujeres, debíamos desafiar las normas sociales, los prejuicios arraigados y las barreras institucionales que perpetuaban la desigualdad de género. Esto implicaba cuestionar y desmontar las estructuras de poder que oprimían a las mujeres y trabajar activamente para mostrar y denunciar los efectos perjudiciales de estas dinámicas.

La lucha por el ejercicio pleno del derecho a la salud integral de las mujeres, especialmente en relación con los derechos sexuales y reproductivos, no solo era una cuestión de acceso a servicios y cuidados adecuados, sino también de desafiar y resistir contra un sistema que históricamente ha perpetuado la discriminación y las violencias hacia las mujeres. Reconocimos que la resistencia y la acción colectiva eran estrategias fundamentales para lograr un cambio genuino y avanzar hacia una sociedad más igualitaria y justa para todas las mujeres.

En este sentido, la salud deja de ser un mero enunciado que considere únicamente estar libre de enfermedades, sino que tenía que ver con el ejercicio de los derechos plenos y de contar con una vida digna, por lo que, se requiere de una mirada integral, intersectorial, e inclusiva.

Es por tanto querer estar vivas, sanas bio-psico y socialmente, tener poder de decisión sobre el cuerpo y la propia vida. Sin la salud vista de una manera integral, ello será imposible. Es una de las razones de ser del CEPAM Guayaquill a través de los pasados 40 años, exigir a los gobiernos el enfoque de salud basado en la integralidad, la diversidad, la transversalidad, la interseccionalidad y sobre todo, la perspectiva feminista.

Por: Patricia Reyes Peña – Gestora de Producción del Conocimiento